martes, 26 de julio de 2011

Caoitulo 5

Justin: ¿Se puede saber qué es lo que te he hecho yo a ti?
Yo: Existir, ¿te parece poco?
Justin: Niñata malcriada y pija – dijo en voz baja.
Yo: ¿Me habla el niño que se cree importante por haber triunfado?
Justin: ¿Acaso te molesta?
Yo: No, lo único que me molesta es que haya tenido que dejar a la gente que me importa por estar aquí con un niñato que no se merece nada.
Justin: Mira niñata no sabes nada de mí, y si no quieres estar aquí, ¡vete! Pero no estés jodiendo a las personas que no hacen nada, tu tío confía mucho en ti, y parece que se equivoca, ¡porque eres una egoísta que solo piensa en sí misma, sin 
importarle los demás!

Al escuchar esto me quede de piedra, una lágrima había caído por el rostro de Justin al decir eso, yo empecé a llorar, salí corriendo, había sido tan duro, pero quizás tenía razón y no era más que una egoísta. Corría sin ni siquiera saber hacia dónde me dirigía, me senté en el bordillo de un parque. Las lágrimas me resbalaban por la cara y se escondían en mi cuello. Me seque la cara con las manos y empecé a tirar piedrecitas que había en el suelo, las tiraba fuertemente hasta hacerlas desaparecer de mi vista.

Narra Justin:
Al decir eso, comenzó a llorar y salió corriendo. Es verdad, era un mierda, la había hecho llorar, y ella solo se merecía lágrimas de alegría, veía como se alejaba y su preciosa melena ondeaba en el aire, sus lágrimas caían sin cesa y yo me sentía un gilipollas, tenía que encontrarla y decirle que lo sentía, y que nunca le quise hacer llorar. A si que busqué desesperadamente por todos los sitios hasta que entre en un parque y la vi sentada en el bordillo.
Vi sus ojos verdes más brillantes que nunca, estaba realmente afectada. Mi corazón no pudo evitar romperse al verla así, tan decepcionada. Quise correr hacia ella y abrazarla, porque sinceramente yo también necesitaba un abrazo, su abrazo.
Me acerqué sigilosamente a ella y le susurré al oído que por favor me perdonase, ella se levanto y me dijo:

Romi: Que te perdone, ¿Por qué?
Yo: Por ser un gilipollas y decir esas cosas sin pensar, ¿te parece poco?
Romi: No, si es por eso no te perdono.
Yo: Vale, ya lo has conseguido, me he perdido.
Romi: Jajajajaja ¡que tonto eres!
Yo: Ya, lo sé, soy un niñato de mierda y un pijo, ¿a que si?
Romi: No, eres un tontísimo niñato de mierda súper pijo – dije sonriendo – que tiene pocos sentimientos.
Yo: Bueno, vamos mejorando – dijo riendo – Creo que ya es un poco tarde para ir con nuestros amigos, ¿te apetece un helado?
Romi: Sí, ¿por?
Yo: Sígueme.

Decidí llevarla a una heladería donde tenían los mejores helados de la cuidad, le tendí la mano para que me la diera, dudosa y desconfiada me la dio, era un progreso. Cuando llegamos le dije:

Yo: Mira Romi, aquí tienen los mejores helados de chocolate con brauni – dije sonriendo –
Romi: Pues ese es mi favorito, bueno junto con el de oreo – dijo riéndose-
Yo: Pues hay vas a estar con el mejor cantante y comiéndote el mejor helado – dije riendo –
Romi: Serás tonto  - dijo sonriendo y deslumbrándome con aquella sonrisa que me volvía loco.
Nos trajeron los helados y se la veía muy contenta tomándose el suyo.
Romi: Esta buenísimo Justin, me encanta este sitio.
Yo: ¿A que si? Te lo dije – dije sonriendo –

En ese momento Romi se mancho de chocolate, era muy divertido ver como se lo intentaba quitar con la lengua.
Yo: Anda yo te lo quito – dije quitándoselo de la mejilla –

Nuestros ojos se cruzaron y no pude evitar sonreír, creo que me estaba empezando a enamorar de ella.
Recogimos todas nuestras cosas, nos levantamos y pagué la cuenta, empezamos a andar en dirección a casa.
A medio camino, me pareció ver a una persona conocido, pero no estaba seguro, pero cuando me acerque más la reconocí, no me lo podía creer era…

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